Monumento a Kennedy: contexto y mensaje de sus artistas

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Hace unos días, el Gobierno nacional declaró Monumento Histórico Nacional al imponente edificio que homenajea al expresidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy en Quemú Quemú. Emplazado en la ruta provincial 1, en proximidades del acceso a la localidad, fue inaugurado el 29 de junio de 1967. Se trata de la única obra de La Pampa incluida en un listado de 124 en todo el país.

Alicia Ramos de Minig, profesora de Historia y Geografía, comentó que es importante que la comunidad conozca el contexto en el que fue erigido, en la década del ’60. Recordó que la época se caracterizó por una postura revolucionaria, en la que había que “romper con todo lo establecido”.

“De eso, por ejemplo, nos hablaban The Beatles, los jeans, las minifaldas, las melenas largas, el Mayo Francés, Vietnam, sólo por nombrar algunos acontecimientos que nos revelan que estábamos en una década en la que había que cambiar todo”, aseguró la docente universitaria, justamente oriunda de Quemú Quemú.

Recordó que las muertes de líderes como Ernesto Che Guevara, Martín Luther King y John Fitzgerald Kennedy fueron otra manifestación de hasta qué punto y hasta qué extremo se llevaban la práctica de las ideas revolucionarias, aunque aclaró que el monumento a Kennedy no fue una escultura erigida en honor a un presidente americano. Por eso se preguntó, desde un punto de vista contrafáctico, qué hubiese sucedido si a Kennedy no lo hubieran asesinado el 22 de noviembre de 1963. “¿Hoy tendríamos el Monumento a Kennedy en La Pampa? No”, se respondió.

Resaltó que fue una iniciativa que surgió luego del asesinato. “Por lo tanto, -dijo– es un monumento que nos debe llevar a la reflexión y a pensar que las controversias y los pensamientos distintos no se deben resolver sesgando la vida del oponente, por el contrario, entre ambos construir una salida mejor”.

La investigadora aseguró que ese fue el mensaje que dejó esta movida de artistas uruguayos y argentinos, entre los que resaltó a Lincoln Presno, autor de la escultura, Pérez Celis, el profesor Fernando De María -descendiente directo de los fundadores de Quemú Quemú-, entre una serie más de personas que se nuclearon detrás de una mística denominada “el hombre nuevo”. “Ellos vieron en Kennedy la imagen de ese “hombre nuevo” que la década del ’60 quería construir oponiéndose a las estructuras existentes y en un proceso de deconstrucción de las mismas estructuras. Por eso el arte también revela esa cultura de oponerse a lo sistémico”, valoró.

Sobre la obra en sí, explicó que Presno, a su entender un vanguardista de ese estilo de arte, propuso una obra que sacó de la intimidad del taller y las galerías para ubicarla en un lugar de público usufructo. “La desmesura de esta construcción, levantada en cemento ‘brutalista-monumentalista’ de cuarenta metros de altura nos está hablando, precisamente, de un arte que está revelando las características de la época”, relató.

La construcción se llevó a cabo durante la gobernación de Ismael Amit, quien propició la sanción de una ley para la expropiación de las tierras donde se levantó la escultura. A la vez, dispuso fondos provinciales que significaron el disparador inicial, aunque el 90 por ciento de la obra fue financiada por particulares. Se estiló en ese tiempo vender un metro cuadrado del terreno donde está emplazada la escultura y así a cada contribuyente se le entregaba un pergamino que lo hacía propietario de esa porción de tierra y, a la vez, el destinatario de la distinción devolvía entregando un dinero para financiar la obra.

Para la historiadora, el financiamiento más fuerte provino de las dos mil hectáreas que el profesor de De María vendió para sostenerla. Confesó que para los quemuenses no es un simple dato histórico más, sino que esas tierras entregadas para la obra resultaron el fin de las cuarenta mil hectáreas que su bisabuelo adquirió en 1902 a José de la Peña y Ortiz, constituyendo así el comienzo de la puesta en producción del espacio geográfico.

“Al fundar la estancia Trilí, que luego le daría nombre a la estación homónima, Alfredo Peña formaba parte de esas 40 mil y finalmente su hija, casada con Carlos Madero, fundó en 1908 la localidad de Quemú Quemú”.

Minig explicó que para los pobladores la creación de esta obra de arte tiene un doble mensaje. Por un lado, revela que la familia fundadora los ha seguido sosteniendo con su vínculo a lo largo de la historia. Primero con su bisabuelo Mariano Unzué, al fundar la estancia Trilí y comprar las 40 mil hectáreas. Luego su hija, al fundar Quemú en 1908 y, en la década del ’60, su hija Sara -madrina del monumento junto a su hijo Fernando De María- le regalan a la comunidad esta obra de arte que significa el fin de la puesta en producción del espacio geográfico iniciado con la familia Unzué-Madero. “Pero, como si esto fuera poco, recientemente nos regalaron una colección de cuadros de pintores que integraban el grupo, aunados bajo el “símbolo de la rosa”, para iniciar un ciclo de cultura en la comunidad y con ello la Casa de la Cultura quemuense”, valoró, entrevistada en Noticiero 3.

Dijo que la declaratoria de Nación empodera una obra de arte que estuvo mucho tiempo esperando ser reconocida. “Nos posiciona a nivel nacional con la posibilidad de desarrollar, junto a otras obras artísticas existentes en La Pampa, un circuito cultural para que el turismo venga a compartirla con nosotros”, concluyó

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