Una rebelión regional contra la reconversión industrial en España, que tuvo lugar en los años ’90 y modificó el mapa laboral y sindical con consecuencias que se sufren en la actualidad, es rescatada por el documental “El año del descubrimiento”, de Luis López Carrasco, que se exhibe en la competencia internacional del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
El brillo de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, opacaron la gran revuelta de trabajadores de un astillero de la región de Murcia, comunidad autónoma del sudeste de España, alcanzada por la crisis industrial que el país arrastraba desde la década anterior.
El 3 de febrero, tras una batalla campal entre operarios y la policía, la gente incendió el Parlamento, ubicado en la ciudad de Cartagena. Fue necesario ese acto desesperado para llamar la atención del gobierno de entonces, encabezado por Felipe González, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). “Este es el punto de partida de una película que se desarrolla en un bar y termina siendo un gran retrato colectivo de la memoria de los barrios populares de la región. Pero refleja, también, las experiencias de trabajadores de otras zonas del sur de España, del sur de Europa y, seguro, de todo el mundo”, dijo el director durante la presentación de su película.
El año 1992 fue el 500 aniversario de la llegada de Colón a América, mientras España, con sus dos megaeventos, asistía a su propio descubrimiento: con su imagen de potencia económica hacía su ingreso simbólico a la nueva Europa, mientras en los Países Bajos se firmaba el Tratado de la Unión Europea. Estos hechos deben ser analizados para entender el título de la película.
“Para mí era muy importante que el descubrimiento del título fuera con minúscula, así como cuando se habla del descubrimiento de América esa palabra se coloca con mayúscula. Los descubrimientos de los que habla esta película están al margen de los relatos institucionales que se estaban construyendo en España, en los ’80”, relató López Carrasco.
María Zacco, Ansalatina