El resultado del líder socialista Antonio Costa en los comicios políticos del domingo en Portugal es un auténtico batacazo, visto que se había presentado como jefe de un gobierno minoritario, que cayó por desacuerdos sobre lo financiero con los socios que lo apoyaban desde la izquierda, y se erigió como el vencedor indiscutible.
Costa consiguió cinco puntos más respecto a las elecciones legislativas anteriores (2019) y mayoría absoluta en el Parlamento, con al menos 117 plazas sobre 230 (las cuatro últimas se asignarán en unos días).
Un éxito “histórico” que el propio Costa parecía ahora no creer posible, después de que los sondeos de los últimos días daban por hecho un cabeza a cabeza en la última votación con los históricos rivales de centroderecha del Partido Socialdemócrata (PSD).
“Una mayoría absoluta me parece un escenario improbable”, había dicho a la televisión RTP, mientras el conteo de proyecciones en curso ya mostraba claramente la ventaja de su Partido Socialista (PS).
En cambio, el PSD del exalcalde de Porto Rui Rio, un moderado, se detuvo en el mismo resultado que hace dos años (alrededor del 27,8% de los votos), sufriendo una diferencia de casi 14 puntos logrados por los socialistas.
Y a falta de recoger un potencial botín de votantes de derecha que, en cambio, compartían la ultraderecha de Chega -partido fundado en 2019 que se convirtió en la tercera fuerza del Parlamento tras pasar de uno a 12 diputados (con el 7,15% de los votos)- e Iniciativa Liberal, otra novedad política de los últimos años (5% de los votos y al menos cinco escaños).
La fragmentación del voto de la derecha, junto con la crisis de los ex socios de izquierda Bloco de Esquerda y del Partido Comunista (que perdieron 14 y 6 escaños respectivamente) son las claves del inesperado éxito de Costa.
ANSA