El realizador Jean-Luc Godard, que falleció a los 91 años, dejó este mundo por su propia voluntad, al optar por el suicidio asistido que posibilita la ley suiza, ya que si bien no sufría una enfermedad grave, se sentía “exhausto”.
“No tengo ninguna ansiedad por seguir viviendo a toda costa”, había dicho en una entrevista, en 2014, durante el Festival de Cannes. Una frase que cobra hoy mucho valor, especialmente después de las declaraciones de una persona cercana a la familia Godard, quien dijo al diario Liberátion que el realizador “no estaba enfermo, simplemente estaba exhausto”.
“Fue su decisión, y era importante para él que se supiera”, afirmó hoy Patrick Jeanneret, consejero de la familia Godard.
“El señor Godard recurrió a la asistencia legal en Suiza para una partida voluntaria tras sufrir ‘varias enfermedades incapacitantes’, según los términos de un informe médico”, precisó.
En Suiza existen diversas formas de acompañamiento en la muerte, como la eutanasia pasiva o el suicidio asistido.
Este último sigue siendo el más conocido, aunque no esté específicamente regulado, pero autorizado bajo ciertas condiciones sobre la base del artículo 115 del código penal.
Al optar por el suicidio asistido, Godard “llegó al fondo de sus convicciones”, comentó Libération, recordando que el director se pronunció a favor de esta práctica durante una entrevista en 2014 al margen del Festival de Cine de Cannes.
“No tengo ansiedad por continuar a toda costa. Si estoy muy enfermo, no tengo ganas de que me arrastren a una carretilla…”, dijo.
Al preguntarle si, en ese caso, podría recurrir al suicidio asistido, respondió que sí. “Por el momento, esta elección todavía es muy difícil”, había dicho. “Godard estaba fascinado por el suicidio”, escribió el crítico de cine Jean-Luc Douin, en el libro “Jean-Luc Godard.
ANSA