Un estudio publicado por la Red de Observatorios de Seguridad muestra que 4.025 personas murieron a manos de policías en Brasil en 2023. Los datos sobre raza y color estaban disponibles para 3.169 de estos casos: 2.782 de las víctimas eran negras, lo que representa el 87,8%.
La quinta edición del informe “Pele Alvo: Mortes Que Revelam Um Padrão” (Piel Apuntada: Muertes que Revelan un Patrón) contienen cifras obtenidas a través de la Ley de Acceso a la Información (LAI) en nueve estados. En todos ellos, el patrón es de una proporción muy elevada de negros asesinados por intervención del Estado: Amazonas (92,6%), Bahía (94,6%), Ceará (88,7%), Maranhão (80%), Pará (91,7%), Pernambuco (95,7%), Piauí (74,1%), Río de Janeiro (86,9%) y São Paulo (66,3%).
Silvia Ramos, científica social y coordinadora de la Red, considera que las cifras son “escandalosas” y refuerzan un problema estructural del país: el racismo, que atraviesa diferentes áreas como la educación, la salud y el mercado de trabajo, pero que tiene su cara más crítica en la seguridad pública.
“El perfil del sospechoso se refuerza en las corporaciones. Los policías aprenden a tratar de forma diferente a un joven blanco con traje en la ciudad que a un joven negro con pantalones cortos y chanclas en una favela. La cuestión es: el 99,9% de los jóvenes negros de las favelas y periferias llevan pantalones cortos y chanclas. Y todos ellos son vistos como peligrosos y como posibles objetivos que la policía puede matar si lo necesita”, afirma la investigadora.
Analizando por estados, Bahía es el estado con la fuerza policial más letal, con 1.702 muertes. Este fue el segundo número más alto registrado desde 2019 entre todos los estados monitoreados.
Agencia Brasil