El adiós a Luis Chitarroni

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp

El pasado miércoles 17 de mayo, falleció Luis Chitarroni a los 64 años. La noticia de su muerte deja un vacío en el campo de la cultura argentina, con las características únicas de su singularidad y, para quienes lo conocimos, el sabor amargo de la pérdida.


Como editor, Luis Chitarroni comenzó su formación en 1986 en la Editorial Sudamericana junto a Enrique Pezzoni, poeta y crítico literario excelso, autor de un clásico: El texto y sus voces. Durante los 90, en la colección Narrativas Argentinas, publicó a Fogwill, César Aira, Ricardo Piglia, C. E. Feiling, María Negroni, Luis Guzmán, Sergio Chejfec, Ana María Shua, Daniel Guebel y Sergio Bizzio, entre tantos. Varios de esos autores serían sus amigos a través de los años. Y en 2006, fundó La Bestia Equilátera con Natalia Meta y Diego D’Onofrio, un sello con su sello que puso en circulación autores como Muriel Spark y Julian McLaren-Ross, rescató a Wilcock y a Richard Yates, y le dio a la obra de Kurt Vonnegut nuevos y merecidos lectores.

De los tres libros netamente ficcionales de su obra (aunque para quien lo haya leído la frontera entre ficción y ensayo se borra de continuo), los tres fueron publicados por interZona. Primero, en 2007, salió Peripecias del no: Diario de una novela inconclusa, un libro del que Chitarroni dijo: “yo escribí un libro de espaldas al público. Empezó como un proyecto de una seriedad enceguecedora y después encontró sus motivos para ir inventando senderos y pasadizos secretos”. Por esas cosas del destino y del papel, la reedición de este libro salió de imprenta hace 10 días, en el medio de la Feria. En los meses previos, estuvimos en contacto por correo con Luis definiendo la tapa y otros detalles de la edición. Que vuelva a circular esta novela nos resulta el mejor homenaje para hacerle.

Después de Peripecias del no, su relación con interZona continuó con la reedición, en 2012, de El carapálida, su novela clásica de fines de los 90. Ese mismo año formó parte de la Residencia Creativa Interzona y dejó su testimonio literario en el libro Historias del fin del mundo. En 2019, publicamos su primer volumen de relatos, La noche politeísta.

Los libros propios que completan la obra de Chitarroni son los ensayos de Mil tazas de té (2008), Breve historia argentina de la literatura latinoamericana (a partir de Borges) (2019), Pasado mañana (2020), y su primer libro, Siluetas (1992), que reúne los perfiles de escritores que Chitarroni escribía para Babel – revista de libros, dirigida por Jorge Dorio y Martín Caparrós entre 1988 y 1991.

En 2021, con justicia, fue nombrado académico de número de la Academia Argentina de Letras (AAL).

Ayer, entre los muchos posteos conmocionados por su muerte, lo notable no era el reconocimiento generalizado de su erudición y sus insoslayables méritos literarios, sino la emoción y el cariño con el que lo despedían quienes lo conocieron en persona. A ese sentimiento nos plegamos.

Comparti esta noticia:

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp