En Argentina el estudio de los microplásticos está en auge, con un gran número de instituciones e investigadores que trabajan en el medio marino- costero, así como en zonas continentales.
Desde el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET-UNMDP), un equipo del CONICET liderado por Mauricio Díaz Jaramillo, Mariana Gonzalez y María Soledad Islas se encuentra realizando el monitoreo de arenas de playa, agua superficial y columna de agua en la región costera de la provincia de Buenos Aires empleando metodologías armonizadas e implementadas por la Red de Investigación de Estresores Marinos – Costeros en Latinoamérica y el Caribe (REMARCO), respaldada por 18 países en la región y por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) como el principal foro mundial e intergubernamental de cooperación científica y técnica en la esfera nuclear.
En este sentido, desde diciembre de 2024 se encuentra disponible el manual de procedimiento REMARCO-MP-P-01 para la determinación de la abundancia de microplásticos en arenas de playa disponible aquí.
Según los investigadores del Consejo la mayoría del plástico que llega a las costas encuentra su destino final en el mar, donde pueden ser transportados por grandes distancias. Los materiales contaminantes se acumulan en islas de plástico flotantes, la más grande es la del Pacífico Norte, que en palabras de los especialistas se estima que tiene el tamaño de cinco veces la provincia de Buenos Aires. Si bien en ese caso se habla de plásticos de gran tamaño como mega y macroplásticos, “cada vez son mayores las evidencias de que hemos estado subestimando los niveles de micro y nanoplásticos en ciertos compartimentos ambientales, por lo que el problema podría ser mayor de lo que se piensa” sostiene Díaz Jaramillo.
En el proyecto de investigación se extraen los residuos plásticos del medio donde son estudiados y son clasificados en base a su tamaño, forma, color, y origen, de acuerdo a métodos armonizados. Los microplásticos pueden ser de origen primario, fabricados intencionalmente de ese tamaño y forma, o de origen secundario, producto de la fragmentación de residuos de mayor tamaño. También se evalúa su estructura química, para lo cual se utilizan diferentes equipos complejos que permiten conocer el polímero del que está hecha la partícula, como polietileno o polipropileno, por ejemplo.
En el desarrollo de la investigación en las zonas costeras el equipo de trabajo visualiza una importante cantidad de residuos plásticos de diversos orígenes, presente en las arenas y flotando en la columna de agua. Estos residuos poco a poco se irán degradando y fragmentando hasta convertirse en microplásticos y a medida que reducen su tamaño, mayor es la posibilidad de que puedan ser transportados, así como ingeridos por la biota, incluyendo especies de importancia comercial.
Dicha contaminación afecta el sistema productivo de manera general, “una playa con alta contaminación por plásticos pierde valor económico, ya que atraerá cada vez menos turistas” afirma Gonzalez y agrega que la industria pesquera también genera residuos plásticos en el ambiente marino, como redes, cajones y sogas, los cuales pueden perjudicar el sistema productivo.
La técnica de evaluación para la presencia de plásticos de diferentes tamaños está en constante revisión a nivel mundial, una de las discusiones actuales es generar métodos estandarizados que permitan la comparación de los niveles de plásticos en distintos lugares del mundo. “Hoy en día, lo mejor que podemos hacer como usuarios de plástico es concientizar y aplicar las 3R -Reducir, Reciclar y Reutilizar- por ejemplo, reduciendo la utilización de plásticos de un solo uso (como films, bolsas, etc.) y separando residuos en origen”, comenta la investigadora del CONICET, Islas.
CONICET Mar del Plata