La violencia de género y la desigualdad estructural limita las capacidades de las comunidades para adaptarse a los efectos del cambio climático, así como para alcanzar la paz y la seguridad sostenibles, asegura un nuevo estudio realizado por varias agencias de la ONU.
El cambio climático actualmente impacta cada rincón del planeta, en algunas regiones sequías severas y temperaturas en aumento causan hambre, así como pérdida del hogar y de medios de vida. Millones de personas están en grave riesgo, especialmente las mujeres y las niñas, que son tradicionalmente las proveedoras de comida, agua y energía, pero cuentan con menos recursos para adaptarse a las condiciones cambiantes.
“Estas dinámicas de género aún son relativamente desconocidas a nivel internacional, y hay una falta de legislación. Este informe demuestra la conexión intrínseca entre género, clima y seguridad”, asegura en el prólogo la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen.
Y es que la crisis climática se extiende mucho más allá del clima, y abordarla efectivamente requiere respuestas que aborden los vínculos entre género, clima y seguridad, afirma el informe que revela cómo aquellos países que tienen un mayor avance en la lucha contra la desigualdad de género, también muestran signos positivos de acción climática.