Mariana Enríquez es la nueva directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes. Actualmente es una de las mayores exponentes de nuestra literatura en el exterior, concretamente por sus relatos de suspenso y terror, con un estilo que entremezcla el realismo y el género fantástico. Ha recibido el 37° Premio Herralde de Novela por Nuestra parte de noche.
Enríquez es Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Periodista y subeditora del Suplemento Radar de Página/12, comenzó como escritora publicando su primer libro, Bajar es lo peor, a los veintiún años. Le siguió Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios. Su novela Cómo desaparecer completamente, de 2004, fue traducida al alemán.
Sus últimos libros de cuentos, Los peligros de fumar en la cama y Las cosas que perdimos en el fuego han recibido reconocimiento en diferentes certámenes alrededor del mundo. Sus relatos han aparecido en antologías de España, México, Chile, Bolivia y Alemania.
-¿Qué medidas va a tomar el Fondo Nacional de las Artes en este contexto para asistir a lxs escritorxs nacionales?
-En este momento, el Fondo se ocupa específicamente de las Becas Sostener Cultura II, que no son en exclusiva para escritores, pero por supuesto están incluidos. No descarto otras herramientas pero están en estudio. Ahora estamos ocupados con las becas, que acaban de cerrar su inscripción.
-¿Cuál es tu opinión respecto del panorama de la industria editorial en estos tiempos tan particulares y de la necesaria reinvención de la misma en formato digital?
-La industria editorial argentina vive un momento muy complejo desde hace varios años y en estos meses se profundizó. La reinvención digital en este momento es necesaria, pero no sé si es sostenible a largo plazo. En primer lugar, porque hay que pensar en los libreros y las librerías y las imprentas en la cadena económica del libro: son actores fundamentales y trabajadores que no pueden ni deben reemplazarse en un momento de crisis. Los formatos de papel y digital deben y pueden convivir.
-¿En qué se diferencia el concurso 2020 al de ediciones anteriores?
-Sobre todo en dos aspectos: es un concurso que busca estimular géneros como el fantástico, el terror y la ciencia ficción, géneros que rara vez llegan a instancias finales de concursos, que son troncales en nuestra tradición literaria y que tienen representantes contemporáneos importantísimos. Creo que hace falta focalizar en ellos de manera excepcional, quizá también pensando en que estos momentos excepcionales también dan permiso a pensar con algo de riesgo. En segundo lugar, son cinco premios regionales y uno nacional: los cinco regionales corresponden a sectores del país, que también dividimos de acuerdo a datos estadísticos acerca de dónde estamos recibiendo menos textos y, en consecuencia, dónde hay menos ganadores del concurso. Es un intento de federalizar que creemos puede funcionar: las regiones no compiten entre sí; son premios para un autor de cada una de ellas. Además, agregamos novela gráfica, un género que considero dentro de la literatura.